Y esta película de entrenamiento de la Marina de los Estados Unidos de 1953 describe dos formas de hacerlo: la fuga colectiva a través de la cámara de rescate y la fuga individual utilizando los SEA.
La película sigue primero a un tipo llamado [Baxter] y a sus hombres en la sala de torpedos de popa. Su submarino no ha salido a la superficie como estaba previsto. No hay oficiales presentes en el momento de la angustia, así que [Baxter, Torpedoman First] está al mando. Su primera directiva es que [Johnson] apague su Chesterfield. Ya habrá tiempo para fumar en el barco de rescate, [Johnson].
[Baxter] suelta una boya de señalización porque es de día y el tiempo es bueno. Si hubiera habido otras condiciones, [Baxter] lanzaría bengalas y golpearía el casco para proporcionar una baliza sónica a los rescatadores. A continuación, comprueba los compartimentos de proa. Si están despejados, deja las escotillas abiertas para que sus hombres tengan más aire. Comprueba la pureza del aire y pide a [Brooklyn] que baje un poco de absorbente de CO2.
[Baxter] y sus hombres estarán bien por un tiempo. Tienen mucha agua potable, comida, zumo, oxígeno suplementario y absorbente de CO2. Lo mejor que pueden hacer es tomárselo con calma y esperar a la cámara de rescate. Así evitarán ahogarse, exponerse y envenenarse con CO2.
En otro lugar de la cámara de torpedos de proa, hay una fuga de cloro que no se puede detener. Estos marineros sin nombre tienen que trabajar rápidamente para escapar del gas nocivo. Primero, pasan alrededor de los SEA y los convierten en respiradores. La cal sodada filtrará el gas de cloro de sus pulmones y ojos. También soltarán una boya de señalización, pero la primera orden del día es dirigirse al tronco de escape.
Comunicándose a través de gestos, el líder asigna a tres hombres para que saquen la balsa salvavidas. Los hombres se dirigen al baúl con la boya, la balsa, el cabo de ascenso y un cuchillo de buceador. También cogen una linterna de batalla, herramientas de mano y SEAs de repuesto, pero dejan sus zapatos. Después de igualar la presión en el maletero, pueden emprender la huida. Abren la escotilla, hacen flotar la boya y la atan. Ahora la balsa puede flotar por la línea de la boya. Como están a 30 metros de profundidad, envían a un hombre cada diez segundos por la línea de boya y debe moverse aproximadamente un pie por segundo. El primer hombre en salir a la superficie infla la balsa, y Bob es tu tío. Ahora, sólo tienen que evitar las quemaduras del sol y contar historias hasta que el barco de rescate los encuentre.
